18 ago 2019

JOSE MARTINEZ SUAREZ, CINEFILO, CABRON, DANDI Y MAESTRO

A los 93 años, y tras una serie de eventos médicos desafortunados, falleció ayer, sábado 17 de agosto, José Antonio Martínez Suárez, director, docente y presidente del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata desde 2008.
Nacido en Villa Cañás, Santa Fe, el 2 de octubre de 1925, era hermano mayor de las mellizas Mirtha y Silvia Legrand y se inició en su profesión como "oyente" en los Estudios Lumiton.
El debut fue en 1943, cuando tenía 18 años, durante el rodaje de "Se rematan ilusiones", que dirigió Mario C. Lugones, para un año después ser pizarrero de Carlos Hugo Christensen en "La pequeña señora de Pérez se divorcia".
Además de Lugones también fue ayudante de dirección de Manuel Romero, Augusto César Vatteone, Antonio Ber Ciani, Juan Carlos Thorry, Lucas Demare, Daniel Tinayre, Ralph Pappier, Leopoldo Torre Nilsson y Kurt Land.
En 1960 debutó en el largometraje con "El crack", con Jorge Salcedo según libro de Solly, con el que demostró ser un sobrio narrador en imágenes al enfocar el oscuro submundo del fútbol.
En 1962, y en coincidencia con el conocido como Generación del 60, dirigió "Dar la cara", según un relato de David Viñas, acerca de tres jóvenes que acaban de terminar el servicio militar.
Después de dirigir un episodio ("La salamanca") del fallido colectivo "Viaje de una noche de verano" (1965), y en el periodo de censura que se abrió desde 1966, se dedicó a la docencia.
De esa forma fue titular de la cátedra de Gramática Cinematográfica en diferentes universidades del país y en Chile, donde abrió un cineclub, fue gerente de Emelco Chilena S.A. y fundó, además, T.E.A., su propia agencia de cine publicitario.
En 1974, Daniel Tinayre le pidió colaboración en el guión de "La Mary", aportes que el esposo de su hermana Mirtha, sin consultarlo, cuestionó, dejando una marca indeleble a una larga relación.
Definitivamente en la Argentina dirigió "Los chantas (1975), interesante relato acerca de personajes típicos de Buenos Aires, con la colaboración en el guión de Norberto Aroldi, y "Los muchachos de antes no usaban arsénico" (1976), la considerada su obra cumbre.
Se trató de una comedia de humor negro, según libro de Gius, inspirada en el estilo Frank Capra, pero con ael tono ácido, corrosivo, de los estudios británicos Ealing de la década del 50, estrenada en coincidencia con el golpe militar de 1976, que frenó la posibilidad de llegar a más público.
El entonces Instituto Nacional de Cinematografía (hoy Incaa), la eligió como aspirante a competir por el Oscar de la Academia de Hollywood a la mejor película hablada en otro idioma de 1976.
Su última película fue el memorable thriller "Noches sin lunas ni soles" (1984), con libro de Ruben Tizziani, y papeles centrales interpretados por Alberto de Mendoza y Luisina Brando.
Desde entonces se dedicó al dictado de talleres de enseñanza de cine de los que surgieron numerosos cineastas y cuyos cortometrajes en ese ámbito, más de cien, participaron y fueron premiados en numerosas muestras internacionales.
Entre quienes fueron sus alumnos se destacan Lucrecia Martel, Leonardo Di Cesare, Juan José Campanella, Jose Celestino Campusano, Gustavo Taretto, Alejandro Magnone y Has Garrino.
Hace una década, "Josecito" como lo cita habitualmente Mirtha Legrand en sus almuerzos y cenas, fue nombrado presidente del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en dónde desde el primero, el 23º, estuvo atento hasta el último detalle de su producción, programación y ejecución, dando cátedra de sus conocimientos a todo el equipo que lo acompañó estos años.
Cinéfilo y amante de recorrer las librerías de saldo de la calle Corrientes, en su vieja modalidad, hincha de Racing, obsesivo, elegante -estilo David Niven, pañuelo al cuello incluido-, y muy memorioso, no perdía oportunidad de dar su toque a cualquier conversación, en especial las de cine, los sábados al mediodía.
En 2002 recibió el Cóndor de Plata a la trayectoria, de la Asociación de Cronistas Cinematográficos; en 2013 el historiador Mario Gallina lo homeajeó con el libro "Estoy hecho de cine" y finalmente, en 2018, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales publicó una caja conteniendo su filmografía y el libro "Fotogramas de la memoria", de Rafael Valles, qué repasa con el director su vida y obra,

17 jul 2019

"EL REY LEÓN" AHORA EN VERSIÓN HIPERREALISTA

Desde el nacimiento de Mickey Mouse, el sello Disney, ha dado un sinfín de grandes e inolvidables creaciones animadas, pero sin lugar a dudas hay dos que concentran contenidos argumentales y artísticos fuera de lo común, como "Fantasía" (1940) y "El Rey León" (1994), que ocupan el podio de los emblemas cuya simbología permite infinidad de análisis.
"El Rey León" tiene como eje el círculo (o ciclo) de la vida a partir de la relación de un padre con su hijo, un vínculo que en el caso del genio creativo de Walt Disney siempre fue complejo, pocas veces tan claro y contundente como en el reino animal, con la obsesión de dar a animales de diversas especies características antropomórficas, inclusive hablar como humanos.
En este caso se trata de Mufasa, un monarca león, generoso e inteligente, y su gran reinado en la sabana africana, donde como en todo reino existe un territorio sombrío en el que mora su hermano envidioso, rodeado de seres predadores, horda primitiva que sólo responde a instintos básicos.
Lo que ocurre después es previsible: el pequeño hijo del rey, curioso y algo imprudente como todos los niños, será tentado por el mal y desatará el gran conflicto de la historia, obviamente azuzado por Scar, hermano del rey, que dispuesto a la traición, intentará y logrará a fuerza de mentiras y emboscadas, someter a su familia y a sus súbditos.
La muerte de Mufasa esta escrita desde que conocemos a este repulsivo hermano, siempre custodiado por una guardia-troupe de hienas descuajeringadas, torpes, desaliñadas, de instinto carroñero, capaces de cualquier bajeza con tal de sostener a su perverso líder.
Tras ese primer acto con tremenda fuerza shakespeariana (como toda la historia atravesada por "Hamlet"), Simba emprende su éxodo y en el camino se cruzará con un curioso dúo una suerte de Quijote y Sancho Panza, la suricata Timón y el jabalí Pumba, perfectos para las bromas aún en tiempos difíciles, con los que emprenderá su camino a la madurez.
"Siempre que el mundo te dé la espalda tú tienes que darle la espalda al mundo", le recomienda un Timón siempre desopilante a Simba, poco antes de enseñarle el Hakuna Matata, su célebre himno "no hay problema" o "todo bien", en idioma sajuili.
La dictadura de Scar se impone, pero las piezas del rompecabezas deben ponerse en orden y para lograr eso Simba tiene que aprender a imponerse rugiendo como lo hacía su padre, y asumir su papel de líder en la batalla final, y lo consigue.
"Recuerda", es la palabra que se convierte en clave del relato, porque la memoria siempre es valiosa para no volver a repetir errores y para también poder caminar de cara al futuro.
Jon Favreau usó el original que dirigieron Rob Minkoff y Roger Allers como storyboard, un guión sólido de Irene Mecchi, John Roberts y Linda Woolverton, así como una veintena de colaboradores, y vuelve con las impresionantes composiciones de Hans Zimmer, Tim Rice y Elton John en las letras, aportando un realismo documental estilo Animal Planet.
Frente a este desafío, logra una digna revisión con personalidad propia, qué se diferencia del original, agraciado por el uso de la caricatura con arma para convencer a los mas chicos y al mismo tiempo a sus padres, en mayor medida eclipsada por el extremo fotorealismo, a pesar de que sigue conservando una dosis de humor original que se convirtió en su sello distintivo e inimitable.
Sin lugar a dudas esta nueva versión de "El Rey León" tendrá como consecuencia un repaso de la original, tanto por los grandes que la vieron con sus hijos, y sus hijos con sus nietos, multiplicando por tres la taquilla sea en las salas o en los hogares, y abre la esperanza de que alguna vez aquí llegué también su versión teatral.
Si hay algo concreto que han logrado Disney y sus herederos creativos a lo largo de 90 años es la combinación perfecta entre arte e industria, en viejas épocas con las reposiciones de sus éxitos y actualmente con las nuevas versiones en plataformas múltiples, y este 2019, sin lugar a dudas será el gran año de su historia.

7 jun 2019

SE FUE NARCISO "CHICHO" IBÁÑEZ SERRADOR

El director Narciso "Chicho" Ibañez Serradlor falleció hoy 6 de junio en Madrid, a los 83 años, en febrero había recibido elGoya de Honor por su trayectoria tanto por sus dos largometrajes como por la infinidad de producciones televisivas, en la 33 ceremonia de los premios que entregó la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España en la ciudad de Sevilla.
Ibáñez Serrador, hijo de los actores Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador, nacido en Uruguay pero criado en la Argentina, más tarde y al igual que su padre radicado finalmente en España, estaba afectado en su salud hace algunos años, y debió recibir el premio en su casa en forma previa.
Aquella noche premiados cineastas como Alejandro Amenábar, Jaume Balagueró, Juan Antonio Bayona, Rodrigo Cortés, Alex de la Iglesia, Juan Carlos Fresnadillo, Paco Plaza y Nacho Vigalondo, subieron al escenario para homenajearlo con sus palabras.
Al terminar una breve introducción de cada de uno de ellos se presentó un vídeo grabado especialmente por Bayona, con entrevistas a figuras que reconocen el talento y al aporte de Ibañez Serrador a la televisión y al cine español de género.
Chicho Ibañez Serrador cómo se lo conoció popularmente, también fue autor de sus guiones, muchas veces con el seudónimo de Luis Peñafiel.
Su carrera comenzó en la Argentina en 1959, habiendo sido adaptador de numerosos relatos de suspenso y terror para el viejo Canal 7 protagonizados por su padre, de los que no se conservan registros, y tuvo principal influencia de la serie de televisión "Obras maestras del terror" (1959) y el film "Historias de terror" (1960), de Enrique Carreras.
También en 1959 estrenó su comedia teatral picaresca "Aprobado en castidad", que fue presentada en Mar del Plata durante cinco temporadas, para luego trasladarse a Madrid cómo "Aprobado en inocencia", donde permaneció seis meses en cartel.
Al promediar la década del 60 marchó rumbo a España junto a su padre para inciar su carrera en la televisión como autor y director, y a veces actor, de series y telefilmes memorables e incursionar sólo dos veces en el cine.
En su carrera de medio siglo, ibañez Serrador adapto relatos de autores como Cornell Woolrich, Robert Louis Stevenson, Edgar Allan Poe, Ray Bradbury, W.W. Jacobs, Alfonso Paso y también Jacobo Langsner, entre muchos otros.
"Revolucionó la tele", "Nos enseñó a mirar y apreciar el terror", "Maestro no solo de cines sino de cineastas", "Creador de pesadillas único y original" o "Contagiador de amor y pasión por el terror" fueron algunas expresiones dedicadas al homenajeado. 
En el vídeo se incluyeron imágenes de las producciones más importantes del creador del concurso televisivo "1, 2, 3", como "La culpa", "El último reloj" o 'Historias de la frivolidad', de sus únicos dos largometrajes, "¿Quien puede matar a un niño?" y "La residencia", numerosos unitarios algunos con elencos argentinos, y del ciclo de 28 episodios "Historias para no dormir".

"DOLOR Y GLORIA", ENTRE LO MEJOR DE ALMODDÓVAR

Como a otros grandes directores, desde Ingmar Bergman y Federico Fellini a Woody Allen, a Pedro Almodóvar le llegó la hora crucial de hacer memoria de su niñez, de sus tiempos de esplendor, y de su presente, con formato de cine, y el espejo ideal que encontró fue el de "Dolor y gloria", una de sus mejores obras.
En septiembre, Almodóvar cumplirá 70 años y ya acredita más de 20 películas, una filmografía que varias veces lo llevó a competir en el Festival de Cannes y pudo alcanzar la gloria de convertirse, tras el reinado de Carlos Saura, en el más importante nombre del cine español, por cantidad y calidad en las últimas cuatro décadas.
A Salvador Mallo, el director de cine que protagoniza esta historia, le duele el cuerpo en el preciso instante en el que también empieza a recordar el pasado, un presente en el que solo disfruta, a su manera, los singulares cuadros de su enorme living, salvo que pueda movilizarse mejor y, de paso, redimirse a sí mismo.
Salvador sufre el drama común a todos los que tratan de sostener el deseo del arte, sea un escritor, un pintor, un actor o un cineasta: tratar de vivir creando mundos que lo alejen todo el tiempo de la idea de finitud, el de la insoportable levedad del ser.
Pero un día se da cuenta de que ni física ni mentalmente puede soportar el desgaste de la máquina a la qué tanto tiempo explotó para olvidarse de que algún día, cercano o lejano pero en cualquiera de las variantes real, le pasará la factura simplemente por haber tratado de ser de día y de noche, de vanguardia.
No queda ninguna duda de que Salvador es el mismo Almodóvar, cuando se mira en un espejo muy pulido y que apenas distorsiona la realidad, como la memoria siempre traicionera, y lo deja desnudo frente a la vida y a la muerte, que llegara tan inesperadamente como la vida, el día en que supo había nacido.
Este cineasta, que creció pobre y al que el tiempo le permitió ser exitoso, pero no pudo a fin de cuentas resolver su deseo por completo, descubre que puede encontrar, y reencontrar, aquellas cosas que forman parte de sus recuerdos, algunas todavía vivas, pero a los lejos, con solo cambiar de signo la melancolía.
Almodovar propone una de sus historias más sólidas, tanto en lo narrativo como en lo emotivo, y recorre un camino que lo lleva a contar qué es lo que verdaderamente siente detrás de su disfraz de autor, que ya es pasado ser el niño rebelde del destape español, después de casi cuatro décadas de dictadura.
Para resolver este personaje recurrió a Antonio Banderas, un actor de sus primeros tiempos, qué se transforma, dado que es un actor con todas las letras, en ese otro yo (no un calco sino un “otro”) del cineasta capaz de expresar con su caligrafía un texto ajeno que, a la vez, y es evidente, siente como propio, como visceral.
Para Banderas sólo es necesario valerse de las armas que los actores suelen usar en dosis perfectas, la forma de hablar o de mirar, la manera de estar sobrio o con una dosis de estimulantes, liberando incluso ligeros gestos afectados qué hablan de su elección, de deseo en el más amplio sentido de esa definición.
La palabra deseo cumple un papel importante en la filmografía de Almodóvar, incluso es el nombre de su productora, y Argentina también está presente en varios momentos, como el país de una buena amiga, del amor de sus tiempos de ebullición artística, ahora en vísperas de una esposa llamada Lucrecia, como Martel la cineasta para la que el director manchego produjo "Zama," y de quién en el filme se ve un fragmento de "La niña santa".
Desde el homenaje inicial a mujeres que parecen sacadas de un relato de Lorca, entre las que se recorta su propia madre, hasta el mundo de su cuerpo martirizado recreado por -el argentino- Juan Orestes Gatti, que de los discos de Sui Generis, llegó a convertirse en la interpretación onírica del imaginario almodovariano.
Y está Penélope Cruz como su madre, y la insuperable Julieta Serrano como esa misma mujer anciana, Cecilia Roth, y Leonardo Sbaraglia, y también Asier Etxeandia y el niño Asier Flores, como ese Salvador que ya es parte de la leyenda, lo que fue y comienza a ser parte de un sueño lejanísimo y solo asible por la magia del cine.




16 abr 2019

Mi encuentro con Diego Galán en Buenos Aires

Hace muchos años, el crítico Claudio España me dijo: “Alguna vez conocerás a Diego”. El nombre salió a cuenta de que en esa charla de café el tema era la crítica de cine, la de aquí y la de España. Se refería a Diego Galán. Los años pasaron y en mi primera incursión en el Festival de San Sebastián se dio la oportunidad. Pero ¿quién era Diego Galán, ese personaje del que todos hablaban?
Una buena pregunta con una larga, inacabable, respuesta.
Cuenta la historia que Galán nació en Tánger, en 1946, pero que y siendo poco más que un adolescente llegó a Madrid. No estaba en sus planes el cine y sin embargo el cine se cruzó en su camino. Primero intentó ser actor y poco después cineclubista. Ahora recuerda que muy joven todavía, su audacia le permitió hablar, y lo que es aún peor, escribir acerca de películas como el que más, y que poco le importaba el qué dirán. Sin embargo fue en ese preciso momento de su vida cuando descubrió que era su pasión. Y escribió en revistas, intentó hacer cine detrás de las cámaras  pero no le fue nada bien (lo reconoce), pero si pudo reflexionando sobre cine español en la TV, y poco a poco logró construirse a si mismo como un referente de la investigación y la crítica hasta alcanzar el primer puesto en el festival donostiarra, al que pudo devolverle la mejor categoría entre los no especializados, según los parámetros de la Federación Internacional de Asociaciones de Productores de Films (FIAPF), que había perdido en tiempos de crisis.
Galán fue director de la muestra a orillas del Cantábrico en dos periodos que totalizan más de una década y, al mismo tiempo, se convirtió en crítico del diario El País y escribió una docena de libros, muy apreciados por el público cinéfilo, sin caer nunca en el elitismo.
“En el teatro Victoria Eugenia, entonces sede del festival, tenía una pequeña oficina junto al escenario y desde allí podía oler la reacción del público, descubrir que tipo de silencio era el de la platea y saber incluso  si las toses eran por inquietud o disgusto”, reflexiona a su paso por Buenos Aires, donde fue uno de los organizadores del seminario Imágenes compartidas, organizado por el CCEBA, en coincidencia con el mercado Ventana Sur.
Galán es uno de los apellidos importantes de la cultura cinematográfica española de las últimas cuatro décadas. Lo demostraron su columna semanal para el diario El País (Cámara oculta), y libros como Diez palabras sobre Berlanga, , sus apuntes sobre el festival Jack Lemmon nunca cenó aquí, Fernando Fernán Gómez ese señor tan pelirrojo y más recientemente su biografía apropósito de Pilar Miró.
En su blog de internet –para el canal TCM español, donde ha conducido varios ciclos de revisión, confiesa que “Me gusta el cine como a casi todo el mundo pero con frecuencia prefiero ver películas olvidadas, especialmente aquellas que pasaron sin pena ni gloria por las pantallas o que mucha gente no ha podido ver porque fueron prohibidas o porque los comerciantes del cine las maltrataron”.


A la pregunta “Si fueras a parar a la isla de Lost, que diez películas te gustaría tener”, Diego Galá responde: “Mis 10 películas posibles, podría haber mil más…” y dijo:


La malvada (All about Eve, Joseph L. Mankiewicz, EE.UU./1950)


Cautivos del amor (Besieged, Bernardo Bertolucci, España/1998)


Bodas de sangre (Carlos Saura, España/1981)


Plácido (Luis G. Berlanga, España/1961)


Rosaura a las diez (Mario Soffici, Argentina/1958


Los compañeros (I compagni, Mario Monicelli, Italia/1963)


Vivir (Hou zhe, Zhang Yimou, China/1994)


Rocco y sus hermanos (Rocco e i suoi fratelli, Luchino Visconti, Italia/1960)


Ser o no ser (To Be or not to Be, Ernst Lubistch, EE.UU./1943)


Cantando en la lluvia (Singing in the Rain, Gene Kelly y Stanley Donen, 1952)

A los 72 años murió el crítico español Diego Galán

Diego Galán, una de las figuras más relevantes del cine español desde que en 1967 escribió sus primeras críticas en la revista Nuestro Cine, director y escritor, falleció ayer a los 72 años de edad en su domicilio madrileño, según informó el diario El País.
Galán se desempeñó en casi todos los campos relacionados con el cine, por ejemplo dos veces la dirección del Festival Internacional de Cine de San Sebastián entre 1986 y 1989 y de 1995 a 2000, permaneciendo siempre vinculado al certamen, incluso cuando ya no ocupaba el cargo, como asesor
Además de colaborar de forma habitual en la revista fotogramas, firmó críticas en las publicaciones culturales más punteras de su época, como el semanario ‘Triunfo’, y en diarios como ‘El País’.
Su carrera como director comenzó con cortometrajes, para luego dirigir las series ‘Memorias del cine español’, ‘Queridos cómicos’ y ‘Una historia de Zinemaldia’, y los documentales ‘Con la pata quebrada’, ‘Elio Bernhayer, maestro del diseño’ o ‘Manda huevos’.
También fue jurado en los festivales internacionales de Berlín o Cannes, y publicó libros como ‘Un joven llamado Saura’ (2009), ‘Pilar Miró, nadie me enseñó a vivir’ (2006), ‘15 mensajes a Fernando Rey’ (1992) o ‘Fernando Fernán Gómez, ese señor tan pelirrojo’ (1984), así como recibió la Medalla de Oro de la Academia de Cine en 2018.
En una de sus últimos visitas a Buenos Aires confesó a Telam sus 10 películas para llevarse a una isla: "Ser o no ser" (1943), "La malvada" (1950), "Cantando bajo la lluvia" (1952), la argentina "Rosaura a las diez" (1958), "Rocco y sus hermanos" (1960), "Plácido" (1961), "Los compañeros" (1963), "Bodas de sangre" (1981), "Vivir" (1994) y "Cautivos del amor" (1998).

27 feb 2019

EL MEXICANO ALEJANDRO GONZÁLEZ IÑÁRRITU PRESIDIRÁ EL JURADO DE CANNES

El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, autor de obras como "Amores perros", "21 gramos", "Beautiful", "Birdman", y "El renacido", fue elegido presidente del jurado del Festival Internacional de Cine de Cannes, que se realizará entre el martes 14 y sábado 25 de mayo, informaron hoy los organizadores de la muestra.
"Desde el comienzo de mi carrera, el Festival de Cine de Cannes ha sido importante para mí. Me siento honrado y encantado de regresar este año, y estoy sumamente orgulloso de presidir el jurado. El cine fluye por las venas del planeta y este festival es el corazón", dijo el cineasta, según expresa el comunicado oficial. 
"Con el jurado, tendremos el privilegio de ser los primeros espectadores de las nuevas películas de nuestros colegas cineastas de todo el mundo. Es un verdadero placer y una gran responsabilidad, que asumiremos con pasión y dedicación.", concluyó.
Pierre Lescure, presidente del Festival de Cine de Cannes, y Thierry Frémaux, delegado general, están honrados de que el cineasta haya respondido a su invitación:
"Es muy raro que Alejandro González Iñárritu acepte participar en un jurado y esta es la primera vez que un artista mexicano preside el jurado del Festival de Cine de Cannes. Cannes es el lugar de todos los cines, y gracias a la presencia del autor de 'Babel', todo el cine mexicano celebrará el festival. "
"Además de ser un cineasta atrevido y un autor siempre sorprendente, Alejandro también es un hombre de convicción, un artista de su tiempo. Siempre nos alegró darle la bienvenida a la Croisette y, en 2017, particularmente orgullosos de presentar en la Selección Oficial "Carne y Arena", su instalación de realidad virtual que evocó el tema de los migrantes con gran fuerza y ​​humanidad. "
González Iñárritu sucederá a Cate Blanchett, presidenta de la 71ª edición del Festival de Cine de Cannes, cuyo jurado otorgó la Palma de Oro a A Family Affair del director japonés Kore-eda Hirokazu.