15 abr 2016

CASAVECCHIA Y PERRONE, ABREN LA COMPETENCIA ARGENTINA DEL BAFICI

“FINDING SOFIA”
“Finding Sofía” nos acerca a la obra de Nico Casavecchia, una artista audiovisual argentino que tras una larga presencia en Barcelona se instaló en Estados Unidos, donde viene realizando diferentes trabajos siempre relacionados con la animación, y las relaciones interpersonales que mucho tienen que ver con sus propias experiencias como creador nómade.
En este caso, su primer largometraje, Casavecchia cuenta la historia de un audaz animador -¿cineasta?- que, tras una brillante performance en YouTube, aspira a lograr un lugar en una agencia publicitaria al tiempo que via red social, se conecta con una chica argentina que lo hipnotiza, y se convierte en su excusa para viajar hasta Buenos Aires para encontrarla.
Con la excusa de haber perdido su equipaje, dinero y pasaporte, va a parar a la islita que Sofía tiene en el delta del Tigre, donde se encuentra con ella, hija de una merchant, el novio oficial, un aspirante a artista bastante petulante y su asistente, una chica tan confundida como la dueña de casa y con la que conforma un trío que ahora puede ser cuarteto.
En buena medida, Casavecchia saca partido de un cuarteto sólido de actores, primero y principal del estadounidense Sam Huntington como Alex, Andrea Carballo como Sofía, Rafael Spregelburd como el delirante Víctor y Sofía Brihet como Flor con el entorno vegetal a orillas del río Durazno y en medio de animaciones y citas filosóficas.

“HIERBA”
"Hierba" es el filme número 38 de Raúl Perrone y una incursión en el cine "en colores", en este caso una experiencia que tiene que ver con cuadros de Manet, Monet, Watteau, Curch y otros, con música variopinta desde clásicos y cumbia, hasta ruidos estilo viejos discos de esos de pasta maltratados por puas melladas o sonidos místicos y hasta “A mi manera” por Sid Vicius.
Lo que se ve es lo que Perrone supone repasar, sin explicación, qué ocurre entre los personajes de situaciones difíciles de interpretar, pero que si se pueden sentir, como en la sala de un museo, viendo obras del barroco, del rococó o de los impresionistas.
Las películas no deben entenderse sino sentirse”, dice Perrone, aunque no todos piensen que en cine es así, sin embargo en este caso, la ausencia de diálogos, el estilo cine mudo con pantalla cuadrada, la cámara inmóvil en un trípode se combina con media docena de personajes que son los que definen una historia muy mínima, y de muy libre interpretación, en la que se dirimen deseos, pasiones, mística y violencia, deviene un combo con figuras recortadas con pantalla azul, hierbas tomadas prestadas a pintores o a la naturaleza misma y una suma de actos a toda tensión y expresividad de rostros que darán que hablar.
Es un Perrone más, cargado de vital originalidad, que ya es un clásico del Bafici, que ya es un clásico de la vanguardia argentina “hecho en Ituzaingó”.


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