

Ambientado a mediados del siglo XIX, el relato consiste en el diálogo entre Anastasio "El Pollo" y su amigo Don Laguna, apropósito de las impresiones del primero acerca de la representación de la ópera Fausto, de Gounod, basada en la obra de Goethe.
En la historia, Fausto es un doctor con levita y anteojos de la época mientras que Mefistófeles un diablo de carnaval. Queda planteado así el contrapunto de sentido y estilo propio de este film: una visión lírico-épica de nuestra pampa "bárbara" y una visión "naif" grotesca, humorística, importada del mundo "civilizado".
Birri nació en Santa Fe, en 1925. En 1950 dejó su ciudad natal para estudiar en el Centro Sperimentale di Cinematografía (Roma). De regreso a la provincia, en 1956, funda y dirige el Instituto de Cinematografía de la Universidad Nacional del Litoral. Su primera película, dentro de este marco, fue el cortometraje Tiré Dié, considerado el primer documental sociopolítico de la Argentina.
Fue fundador de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, además de director de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba). Birri es una de las más grandes figuras que ha dado el cine de América latina, inspirador de una corriente que aún hoy, a más de medio siglo de iniciada, sigue cosechando interés no solo regional sino internacional. Sus obras Tire dié y Los inundados, la ficción experimental Org, Mi hijo el Che, Un señor muy viejo con unas alas enormes, este último de acuerdo a un cuento de García Márquez y guión compartido con el reconocido escritor colombiano, y El siglo del viento, un documental basado en un relato de Eduardo Galeano conforman una filmografía pequeña para un artista de tan grande magnitud.
El Fausto criollo ya fue llevado al cine en otras oportunidades: en 1979, Luis Saslavsky (radicado en España) lo adaptó junto a Miguel Angel Lumaldo, con el protagónico de Claudio María Satur, Pedro Quartucci, Luisa vehil, Eva Franco, Luis Medina Castro, Héctor Pellegrini y María del Cármen Valenzuela, con la colaboración en la adaptación de nada menos que de Estela Cantó, Mercedes Levinson y Enrique Anderson Imbert.
Consultado sobre cómo ve al cine argentino en la actualidad, Birri dijo que "a los directores argentinos los veo in progres. Es gente que heredó toda la experiencia que le aportamos, y esa herencia puede ser a favor o en contra, no importa; pueden adherirse o no, pero de ninguna manera se puede prescindir de lo que se hizo". "Yo creo que, en general -resaltó-, las nuevas generaciones, algunas con conocimiento y otras sin ninguno, son directa o indirectamente, la consecuencia histórica de lo que hicimos nosotros", aseguró.
"No digo que hagan lo mismo, que copien -agregó-, pero también es cierto que es un retroceso llamar al movimiento Nuevo Cine Argentino porque esto ya existió en los años 50. Lo ideal es que cada generación agregue `nuevos` elementos", concluyó.