El
actor mexicano Gael García Bernal, enfrenta uno de los desafíos más
grandes de su carrera en cinematográfica, interpretar al personaje
que sintetiza el costado ficcional de "Neruda". penúltimo
filme del cineasta chileno Pablo Larraín, que el jueves llegará a
las salas argentinas.
"Neruda"
toma un episodio de la vida del poeta chileno, en un momento clave de
la historia de su país, la crisis política que enfrentó como
senador del Partido Comunista en 1948, al pararse de frente a la
persecución que inició al gobierno de entonces a la izquierda, y lo
forzó a su primer exilio.
En
“Neruda”, el poeta es encarnado por Luis Gnecco, Delia del
Carril, su esposa argentina, por la argentina Mercedes Moran,
acompañados por Emilio Gutiérrez Caba, Diego Muñoz y Alejandro
Goic, entre otros.
En
el guión, escrito por el dramaturgo Esteban Calderón, García
Bernal encarna al detective de la policía Óscar Peluchonneau,
encargado por el presidente Gabriel González Videla, producto de de
una coalición que incluyó el PC chileno, para perseguir escritor
hasta dar con él.
Un
tema crucial en el personaje,un policía que desespera por encontrar
la figura de su padre, quizás por ser parte de una ficción, y que
seguramente pueda encontrar en la del autor de "Canto General"
al perseguirlo y sentirse burlado por él, aunque a fin de cuentas
solo sea parte de una ficción.
García
Bernal es un actor de fuste, que ya había trabajado con Larraín,
cineasta que ahora participa en la puja por los Oscar de Hollywod con
"Jackie", versión libre de Jacqueline Kennedy, en una obra
trascendente como lo fue "No", que le permitió recibir el
premio Ariel en México.
García
Bernal es dueño de un singular histrionismo, que aportó a
propuestas disímiles, como "Diarios de motocicleta", "El
pasado", "El ardor", "Eva no duerme" y
"Vidas privadas", todas coproducciones con Argentina, o "El
crimen del padre Amaro", "Babel" y "La mala
educación", entre otras.
"Neruda"
forma parte de la sólida filmografía de Larrain, y logra sacar
polémicas conclusiones acerca del personaje eje -Neruda- y de su
tiempo, a partir de una ficción que en ese sentido resulta más
efectiva que cualquiera aproximación que se pudiera ajustar más a
más hechos concretos de su vida.
El
resultado deviene un ejercicio de guión impecable, relatado en off
por un personaje que solo
existe en la imaginación Neruda
sino que en el supuesto de la ficción misma ya dejo de existir, y
sirve de voz que transita
y cierra una
elipsis, solo pára subrayar
la trascendencia temporal del personaje epónimo.
Télam:
¿Cómo recibiste la propuesta de Larrain?
Gael
García Bernal: Durante el rodaje de “No” ya me había
acostumbrado a trabajar con él. El punto de partida era una ficción
pero con elementos reales, por eso definirla como real no es
correcto. Es una ficción. Siento que es una ficción de principio a
fin, inspirada en personajes y sucesos reales, pero no todos., dentro
un humenaje nerudiano y borgeano también, a la poesía, a la
literatura. Ese era el punto de partida, y me fascinó, porque no da
pie a que haya un objetivo establecido o un nicho donde poner la
película.
T:
Hay quienes cuestionan esa libertad
GGB:
La película genera cierto desconcierto porque mucha gente, en Chile
sobre todo, donde creían que era una biopic pero no lo es. Neruda es
inabarcable.
T:
Es una historia que recurre a juegos literarios y cinematográficos...
GGB:
Creo que a Neruda le hubiese encantado esta película porque es un
retrato muy fiel a su imaginación, al contexto en el que se vivía
en aquel entonces, y es algo que retrata fielmente. La posguerra, el
conflicto que surge en contra de los comunistas, la posición de los
poetas en el poder.
T:
Larrain y su guionista eluden los planteos políticos convencionales…
GGB:
No caen en las controversias políticas que son muy fáciles y muy
banales, para comparar o denostar. La pregunta está planteada de
forma muy interesante y la respuesta tambén, que provoca una
pregunta aún más terrible, cuando una compañera militante le
pregunta a Neruda “¿Cómo vamos a ser los comunistas cuando
triunfemos: como usted o como yo?”. Y la respuesta de Neruda es
fantástica, porque le dice “Como yo: vamos a comer en la cama y
vamos a hacer el amor en la cocina”.
T:
Una respuesta para sacar conclusiones...
GGB:
A mi me encanta esa respuesta, es fascinante, porque no resuelve esa
controversia que siempre tuvo el comunismo, la del siglo XX sobre la
igualdad, en qué términos se pone, y sin embargo a la vez la
contesta: de que no le falte nada a nadie. Al dar esa respuesta
Neruda describe una postura de vida que abre posibilidades, que lleva
la responsabilidad a tu mesa: hay que comer bien y coger más, vivir
la vida y disfrutarla.
T:
Hay que tener en cuenta el factor humano, la distancia entre lo
teórico y lo práctico…
GGB:
Es una respuesta simbólica, porque de alguna manera, ya cada quien
la entiende de distinta forma, ya cada quien puede decir que para
lograr eso, qué es lo que necesito, qué casa necesito, qué espacio
necesito, qué trabajo necesito, qué tiempo libre necesito, cuánta
familia necesito. Creo que trae la responsabilidad de vuelta a la
mesa. Es interesante la época de esta historia, que creo también lo
vemos con cierta nostalgia o añoranza de ese tipo de narrativa que
trataba de incorporar a las personas más marginadas dentro de la
sociedad.
T:
¿Cómo reflexionas el socialismo?
GGB:
Si algo sucedió con el socialismo es que incorporó y provocó un
proceso de democratización en el mundo entero. Tuvo sus logros y sus
victorias, las vivimos, disfrutamos y de alguna manera las
defendemos. Probablemente, en la posterior articulación del
comunismo se empezó a comer a si mismo.
T:
¿Revisión histórica?
GGB:
Acepto esta revisión histórica pero no con el afán de reivindicar
ciertas cosas del ahora sino revisitarlas, como una especie de
patrimonio que tenemos, para aprender, para jugar, es un ejercicio
fascinante el que hace la película en ese sentido, muy alejada de lo
que uno puede esperar de un cine de denuncia o social, realista.
T:
No se la puede encuadrar...
GGB:
Es muy interesante que no haya un nicho en donde ponerla: yo le llamo
un cine que termina teniendo unas consecuencias de reconciliación
impresionantes, suaves, genuinas y de una discusión muy necesaria.
T:
La ficción permite múltiples lecturas...
GGB:
Está la lectura de que Neruda y el policía son uno mismo
T:
Tu versión de Emilio Eduardo Massera de “Eva no duerme” tenía
algo que ver con este Peluchonneau, los dos son antihéroes que
narran en off...
GGB:
Si. Massera pudo haber sido cualquier personaje. Eso es lo
interesante: en la ficción se pueden tomar elementos de la realidad
y jugar con ellos. Hay gente que se pregunta cual es el límite para
jugar con los elementos reales, y yo les digo que es una conversación
que tenemos que superar porque no existe un parámetro para para
poner fronteras a la creatividad: el juego es histriónico y si no
estamos jodidos. ¿Para qué jugaríamos entonces?, porque para un
juego con reglas está el fútbol.
T:
¿Cómo fue el encuentro con Luis Gnecco, el Neruda de la ficción?
GGB:
Luis Gnecco es un tipazo, es uno de los mejores actores chilenos, y
del mundo.
T:
¿Y vos, te considerás un ciudadano del mundo?
GGB:
Ciudadano de México y Argentina. Son los paises que siguen ganando.
He hecho tantas películas en mi país como aquí.
T:
¿Se viene “El Zorro”, con Alfonso Cuarón?
GGB:
Si, pero todavía no sabemos cuando se va a hacer.
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