Lorena
Muñoz, recrea la historia de Myriam Bianchi, que entre 1992 y 1996
rompió los moldes del singular mundo de la movida tropical en
“Gilda. No me arrepiento de ese amor”, que jueves se estrena en
Argentina y Uruguay.
Oreiro,
que es Uruguaya, nacida en el Cerro de Montevideo pero que vive y
trabaja aquí hace dos décadas, acredita una larga lista de éxitos
tanto en la televisión como en el cine, que le permitieron ganar dos
premios Cóndor de Plata -por “Infancia clandestina” y “Wakolda”-
y ser sinónimo de éxito.
Myriam,
mejor conocida como Gilda, que era maestra jardinera, decidió tomar
el camino del canto cuando pasó los 30 años y pensó que lo que
quería para su vida era ser cantante de temas escritos por ella
misma, lo que logró con la ayuda de un arreglador que, por lo visto,
fue clave en su vida.
Pero
esa mujer, casada y con dos pequeños hijos, no se detuvo ante
quienes se enfrentaron a su decisión, como su esposo, ni tampoco
frente a la mafia que esconde el negocio, ni a la disyuntiva que
significaba dedicarse a su familia o de entregarse a la profesión y
a su público, cada día más y más.
Despues
de filmes que la marcaron, como “Francia”, “Infancia
clandestina” y “Wakolda”, Oreiro se convirtió en Gilda, con la
idea de no frustrar a sus cientos de miles de seguidores,
comprometida como nunca antes, según explicó en diálogo con Télam,
mientras emprende la aventura de su estreno.
-Cuándo
nació tu sueño de interpretar a Gilda?
Natalia
Oreiro: -Mi sueño por interpretar a Gilda nació cuando yo era muy
chica, fui fan de ella cuando tenía 19 años y a partir de ese
momento fue muy importante en vida, la reversioné muchas veces en
“Muñeca brava”, la imitaba en las bailantas, y cuando fuimos una
vez al carnaval de Gualeguaychú nos paramos en su santuario para ver
su vestuario... A partir de ese momento imaginé interpretarla en
cine… Fueron muchas las propuestas de muchos directores, pero creo
que en la vida todo llega en el momento justo, para poder
comprenderla en su lugar porque ahora tengo su misma edad y soy mamá.
De la madre que sufre cuando tiene que dejar a sus hijos para ir a
trabajar de noche nació la idea de una Gilda más real, más humana
-Qué cosas
fueron las que más te impactaron?
-Lo
que más me impactó fue su desafío al prejuicio social. Ella
decidió dar un giro de 180 grados, con un amor pasional por su
público, lo hizo todo por él, y por eso a 20 años de su partida la
gente la quiere y la recuerda tanto.
-Si
bien todos los personajes que hiciste hasta ahora tuvieron lo suyo,
incluso uno en especial, el de “Infancia clandestina”,
inspirado en uno real... -Qué dimensión le das a este?
-Mis
películas anteriores me ayudaron mucho en el sentido de construir el
personaje, pero pude entenderla mucho más cuando me relacioné con
su familia, aquello de la Gilda maestra jardinera, la Gilda mamá,
Gilda amiga y comprendí lo difícil que fue para ella no renunciar a
su sueño, una mujer que para la sociedad por su edad pero sobre todo
para la mujer, pareciera que una debería tenerlo definido todo, y si
tiene hijos mucho más. Y lo logró. Sin lugar a duda lo que más amó
fueron sus hijos, pero su gran amor pasional lo sintió por su
público, lo hizo todo por él y se entregó a él.
-¿Crees
que Gilda fue completamente feliz, o sólo lo
era cuando subía a un escenario?
-Creo
que realmente fue feliz arriba de los escenarios, donde más
brillaba, donde sentía que era ella, donde estaba la gente que la
quería y la comprendía, que cantaba sus canciones. Creo que Gilda
es una mujer en la que todos nos identificamos, un gran símbolo de
perseverancia, de lucha personal, en una sociedad machista donde
dicen que deberán pasar noventa años para que las mujeres tengamos
las mismas oportunidades que los hombres y creo que no solo me sucede
a mi sino a una gran parte de la sociedad que todavía le cuesta
creer en ellos mismo y que sus sueños sean posibles. Lo más
importante es buscar el camino y en el día a día luchar porque eso
suceda. Pasaron veinte años y que ahora esto se cumpla demuestra que
ella ayudo a que sea posible.
-Fue clave la relación que tuvo con su público?
-Fue clave la relación que tuvo con su público?
-Era
una persona igual arriba que abajo del escenario, que le daba su
teléfono a los fans, que se acordaba de sus cumpleaños, que le
importaba el otro. Creo que el hecho de haber sido fiel a sí misma,
a su esencia, y el ser sapo de otro pozo hizo que la gente viera en
ella a alguien distinto que permanece hasta el día de hoy. Es una
artista transgeneracional, transcultural, reversionada por músicos
de rock, que la cantan en las canchas de la Argentina y en el mundo y
todos los estratos sociales aman la cumbia, porque ella fue una
artista popular en el mejor sentido de la palabra.
-Coincidis
en que las claves de Gilda fueron su recorte del común en la movida
tropical, su calidad como cantante, su brillo y talento como
compositora pero en especial su proximidad en todo sentido con el
público, esa calidez que pudo perpetuarla, incluso más allá de
su ausencia física?
-Impacta
y me impacta el hecho de que componía sus propios temas, una forma
de cantar tan particular. Tengo que admitir que me costó mucho poder
interpretarla en lo musical, por su forma de cantar tan particular,
desandar mi carrera como cantante y mi admiración hacia ella tuvo
que quedar a un costado para poder interpretar a una mujer con
contradicciones y a una intérprete que tuvo una manera tan
particular de cantar, como fraseaba, dónde respiraba. Fue un proceso
muy hermoso.
-¿Te imaginás ya el estreno de tu película en Rusia?
-Para el estreno vinieron cinco rusas y tres checas y en mis giras por Rusia siempre canto algunos temas de ella, y en el documental “Nasha Natasha”, de Marcos Sastre hay una parte muy especial donde en cada ciudad de Siberia hay chicas que cantaban “No me arrepíento de este amor” con una corfeografía que les había mandado y ella bailan bajo la nieve. Estamos muy contentos también que el disco que salió la semana pasada también en formato digital, esta en los primeros lugares de venta.
-¿Te imaginás ya el estreno de tu película en Rusia?
-Para el estreno vinieron cinco rusas y tres checas y en mis giras por Rusia siempre canto algunos temas de ella, y en el documental “Nasha Natasha”, de Marcos Sastre hay una parte muy especial donde en cada ciudad de Siberia hay chicas que cantaban “No me arrepíento de este amor” con una corfeografía que les había mandado y ella bailan bajo la nieve. Estamos muy contentos también que el disco que salió la semana pasada también en formato digital, esta en los primeros lugares de venta.
-¿Crees
que va a ser complicado encontrar un personaje superador?
-Es
un personaje muy especial, muy motivador, que siempre quise hacer…
Si, va a ser dificil encontrar uno que proponga tanto desafío pero
lo más lindo es que ahora la película es de la gente. Debo sacarme
el traje de Gilda y ponerme uno nuevo para que vengan cosas bonitas
en el futuro.
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