Unasur Cine presentó ayer más de veinte funciones con películas de todo el continente, reposiciones y homenajes, y también ofreció uno de sus espacios al lanzamiento, en esta provincia, de "Tucho", un libro de Rafael Bielsa, que será llevado al cine en 2015.
El auditorio del MPBA Franklin Rawson sirvió de plataforma de lanzamiento en San Juan del libro de Rafael Bielsa acerca del sanjuanino Tulio "Tucho" Valenzuela, nacido en esta ciudad en 1945, que en 1963 emigró a Buenos Aires y más tarde se unió a la agrupación Montoneros, donde comenzó a escribir una historia muy difícil de sintetizar y analizar, que apasionó a Bielsa.
La historia de Valenzuela tiene sucesivas idas y venidas, movimientos que lo enfrentan a callejones sin salida, donde sus propias convicciones lo llevan a un final inexorable, atrapado en un laberinto en el que solo hay puertas de entrada y trampas, una detrás de la otra, con posibles desenlaces igual de trágicos.
Tras la presentación del vicegobernador Sergio Uñac, Bielsa se refirió a su presencia en San Juan, la primera desde que escribió este relato acerca de un sanjuanino "...una historia cuyo aliento excede los límites de la Argentina, y los temporales, porque podría haber tenido lugar en la edad de hielo o de bronce y ser una historia clásica de la tradición oral", dijo.
"Es la disyuntiva de un hombre comprometido con un ideal, de su mirada, de sus dos opciones y las dos son malas. Los mexicanos tienen una expresión curiosa, 'la balanza del quinqui' que significa que uno tiene dos caminos y cualquiera que optare, los dos son luctuosos", explicó Bielsa la situación del personaje.
"La historia tenía un calado, un volúmen que ameritaba indagar en el alma de los protagonistas", confesó Bielsa al auditorio acerca de Tucho, perseguido por los militares, más tarde y a pesar de su ética degradado por los suyos y que, en plena "contraofensiva", nuevamente frente a la represión, optó por el suicidio.
El libro del filme producido por Fernando Sokolowicz, será adaptado al cine y dirigido, en febrero de 2015, por Leonardo Bechini, recordado por productos para TV como "Poliladron", "Verdad consecuencia", "Primicias", "099 Central" y "De la cama al living", y para el papel de Tucho fue convocado Joaquin Furriel.
En diálogo con Télam, Sokolowicz también adelantó que en octubre comenzará el rodaje de "El almuerzo", de Javier Torre, acerca de los momentos previos al encuentro convocado por el dictador Jorge Rafael Videla, dos meses después del golpe de 1976, a un grupo de escritores, entre ellos Jorge Luis Borges y Ernesto Sabato.
Para algunos de estos difíciles papeles fueron convocados figuras como Alejandro Awada, que recreará a Videla, o Jean Pierre Noher que nuevamente será el autor de "La intrusa" o "El aleph" a las ordenes del cineasta para el que ya compuso al escritor en "Un amor de Borges", hace década y media, también Pompeyo Audivert.
La primera jornada del festival repuso filmes ya conocidos por su paso por salas de estreno en Buenos Aires, o por su recorrido festivalero, como "Un paraíso para los malditos", "El rostro", "P3nd3jo5", o "Planta madre", una curiosidad de Gianfranco Quattrini que se estrenará en octubre, así como viejos títulos.
Del patrimonio nacional volvieron "Gente bien" o "Eclipse de sol", pero también "El Santo de la Espada", de Leopoldo Torre Nilsson, que sirvió para el homenaje que se le tributó a Alfredo Alcón, con la presencia de Ana María Picchio y Joaquin Furriel, y también "Pubis angelical", de Raúl de la Torre, también con Alcón.
En materia de documentales se conoció "Mundo Salamone: La reinvención de la pampa", de Ezequiel Hilbert, que a partir de un completo repaso biográfico se revela el universo del arquitecto Francisco Salamone (1897-1959) autor de curiosos diseños de plazas, cementerios y mataderos en la provincia de Buenos Aires.
Salamone es un arquitecto mitificado por sus obras desafiantes en medio de grandes espacios de la pampa, donde se mezclan cruces e imágenes de Cristo, con diferentes alegorías, rescatadas del olvido y que son tema de estudio, como ya había ocurrido en "Las minas del rey Salamone" (2010), de Andrés Tórtola.
Hilbert consigue lo que busca, y a diferencia de su antecesor, recupera planos de esas obras que, sumados a la estética con que revisa los planteos del arquitecto, ayudan a completar la idea de un personaje cuyo lenguaje sigue siendo hoy abrumador, portador de mensajes que van mucho más allá de una simple cuestión estética.
Hubo también pases de filmes documentales hasta ahora inéditos aquí que generaron opiniones encontradas, tales los casos del argentino "La patria", de Cristian Pauls, sobre estadounidenses afincados en Santa Fe o el uruguayo "El hombre congelado", de Carolina Campo, acerca de la soledad en una base naval del sur.
Más allá de opiniones dispares, hubo dos ficciones que si tuvieron aprobación más o menos unánime del público que concurre a las salas del Cinemacenter, las de "Tierra en la lengua", del colombiano Rubén Mendoza y "El lugar del hijo", del uruguayo Manuel Nieto, las dos destacables por sus buenas actuaciones.
La primera toma a un anciano bastante despreciable que piensa dejar sus tierras a sus hijos siempre que colaboren en su muerte, no obstante parece que por lo contrario estiran su agonia, es decir convierten su deseo en paradoja, y permiten al director recordado por "La sociedad del semáforo", una aguda reflexión.
En el caso de "El lugar del hijo", Manuel Nieto, el director de aquel pequeño gran filme titulado "La perrera" vuelve por sus fueros para contar la historia de un joven que, a partir de la muerte de su padre y un regreso forzado a su lugar natal, comienza a sufrir los embates de sus propias contradicciones ideológicas.
Tanto en el ejemplo colombiano como en el uruguayo, son muy destacables los trabajos de los directores con sus compactos grupos actorales, destacándose en la primera el de Jairo Salcedo, y el de Felipe Dieste en la producción uruguaya en la que también participa el recordado Alejandro Urdapilleta.
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