20 mar 2012
RECUERDOS SIEMPRE PRESENTES
Madrid siempre deja recuerdos. Y los recuerdos a veces se convierten en imágenes que siguen dando la sensación de estar allí, incluso cuando lo que muestran ya no exista, o haya cambiado, o tan solo fue un momento. Lo mismo ocurre en San Sebastián, y creo que también en cualquier lugar que uno recuerde por algún motivo, por alguna pasión, insisto, por algún instante memorable. Por un ruido que la foto no transmite pero sugiere, por alguna trama que parece palpable cuando en verdad no lo es.
Aquí hay tres im{agenes que me gusta recordar, y en las tres hay una feliz coincidencia: que delante o detrás de la cámara, me snetía muy bien, y eso se transmite en la intensidad de los colores, en el encuadre y hasta en lo que registran.
Una es del Edificio España, un edificio que está allí mismo donde la Gran Vía deja de existir, enfrente de Plaza España, donde está esa a pocos metros esa zona reservada a los cines de arte, como los Princesa, y la librería 8 1/2. Cuando registre este gran edificio estaba en proceso de reciclaje y dejaba de ser un gran hotel para convertirse en propiedades de lujo que nunca llegaron a existir porque está, de hecho, abandonado. Es gigantesco y dice que la última venta fue por casi cuatrocientos millones de euros. Estaba cubierto por una especie de malla que protegía a los peatones de cualquier objeto que pudiese caer en el proceso de reciclaje. La imagen es realmente loca. Un símbolo de la crisis del capitalismo. El edificio estaba completamente vacío de ocupantes. Imaginemos por un segundo ese edificio vacío, sus pasillos, escaleras y cientos de ambientes que fueron oficinas, viviendas y vaya a saber qué en el pasado. Infinitamente más grande que aquel hotel que sirvió de escenografáa a "Barton Fink", una famosa segunda película de los hermanos Cohen. Por delante se recorta uno de esos artefactos que no se si son ventilación de la linea del Metro que pasa por allí debajo o surtidores de agua para los sedientos. O las dos cosas. Cada uno de esos "monumentos" está trabajado como una escultura que también sirve de identificación a la ciudad. Son realmente bellos, y le dan un relieve señorial a una ciudad en la que por ser cosmopolita, puede dar sorpresas a cada centímetro. Allí a 50 metros no más, me dijeron que vivió Luis Buñuel. Qué loco! Por allí caminaba don Luis Buñuel y quien sabe cuantos otros millones, y yo tan campante sacando una fotito.
En la otra, la de una vidriera, se puede ver un zootropo que calculo es genuino, por que creo era una casa de antigüedades en la calle Del Arenal, a 200 metros del Teatro Real y la estación Opera del Metro. El zootropo fue uno de los primeros artefactos en reproducir imágenes en movimiento, en dar esa ilusión de un caballito galopando. Me hipnotizó, pero no lo compré, de tacaño nomás, y cuando volví un año después ya no había más. Jodete.
La tercera es en San Sebastián, en una salita que en el Festival se usa para unas charlas que son grabadas y puestas en el sitio oficial, siempre dedicadas a la sección Horizontes Latinos. Esta foto me la saque apenas me despedi de Natalia Oreiro, que acaba de terminar allí un microprograma en el que hab{o de "Francia", de Adrián Caetano. El salón estaba casi vaciío; apoyé mi cámara sobre una mesa, la encuadré sin modelo alguno, puse el temporizador, disparé, me senté y clik. Voilá.
Ese fue um buen día, lo recuerdo. Me sentí muy bien y tenía lógica. Pero no siempre es así. A veces uno se embola y mucho. Otras piensa cuantas veces más va a pasar por allí, como Paul Bowles en el cafe de aquella película de Bertolucci tan bella que ya ni me acuerdo cómo se llamaba. Ah si, "Refugio para el amor".
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