Algunos nuevos y talentosos cineastas argentinos tomaron como parte importante de sus tramas, excusas que sirven para hablar de lo que les parece importante, gente común atrapada en algún juego desafiante. Pablo Fendrik recurrió al bridge en La sangre brota y Natalia Smirnoff a los rompecabezas en la película que, sinceridad absoluta de por medio, titulo Rompecabezas. Una vez terminada la serie de alter egos del pasado, presente y futuro, e incursionado con muy buenos resultados en la comedia con algo de costumbrismo, Daniel Burman –como ya es habitual a cuatro manos con Sergio Dubcovsky– vuelve ala carga con la que él define como una comedia romántica. En La suerte en sus manos, que acaba determinar de rodar y piensa estrenar en febrero de 2012, la mirada está puesta en Uriel, un cuarentón separado y con hijos, a cargo de una financiera familiar del barrio de Once, adicto al póquer por Internet. La casualidad, su llegada a un gran casino rosarino, lo reencuentra con una novia de viejos tiempos, que parece, lo está esperando ubicada en ese lugar del mazo de la vida que puede, sin esfuerzo, cambiársela por completo.
Allí están el compositor y cantante uruguayo Jorge Drexler en su debut como actor y protagonista, Valeria Bertuccelli, Norma Aleandro como la madre de la ex novia y Luis Brandoni, un veterano médico amigo.
Apenas terminado el rodaje, hace una semana, Drexler partió a España. En octubre, volverá para una serie de presentaciones.
Palabra de Burman
-¿Porqué este tema?
-Los temas se configuran en el montaje final. Lo que si puedo decir es que es una historia de amor, una comedia romántica acerca del destino, de cuanto lo manejamos y cuanto no en cualquier ámbito de la vida. Uno navega por un destino que ya está escrito pero uno desconoce, a la deriva de ese gran supuesto que es el destino, creyendo que uno puede conducirlo. Creo que hay pequeños momentos en los que si podemos hacerlo, pero otros que no. Dilucidar eso es el punto; tener la claridad de saber cuando estamos en un lugar en el que podemos girar, tomar otro camino. Los temas son el amor y del destino, de cuánto podemos manejarlo y de cuánto no. La gente se sienta a la mesa, pero por mas que uno haga, las cartas ya están mezcladas, pero también confía en que puede manejar algo de ese azar. Este jugador se encuentra jugando al póker, primero por Internet y después en un casino, reflexionando si puede mejorar o al menos manejar su vida.
-¿Te fascinó el juego como recurso argumental?
-Es fascinante cuánto estamos predestinados o no para que esta predestinación nos encuentre. En el juego eso se da y por eso es tan atrapante. Hay reglas y en la vida no; uno va viendo los resultados en la medida que se destapan.
-El personaje quiere, en verdad, ser otro…
-Cuánto a veces tenemos que ocultarnos para saber como somos, parecidos para sentirnos cerca, pero cuánto debemos rebelarnos para ser finalmente nosotros.
-El all in del título original es una jugada al todo o nada, en la que la mentira puede funcionar…
-La mentira como corrimiento de la realidad, para que el que sufra sea otro. Siendo el que es Uriel puede conseguir lo que quiere aunque sea difícil. Es una película de transición en laque el personaje asume quien es y se da cuenta de que se va a tener que arreglar siendo como es.
-Uriel pasa del mundo virtual al real…
-Esto del mundo real y el virtual me fascina. Me pregunto porqué la gente no se dice en la cara lo que se dice en los blogs, porque cambia, porqué hay tanta agresividad y hasta violencia en lo que se escribe mientras que esa carga, cara a cara se disimula. Cuando Uriel pasa de la mesa virtual a la real tiene la virtud de poder leer en los demás los momentos en que están o no mintiendo una jugada.
-¿Más allá de tu audacia, cómo resultó Jorge como actor?
-Tiene una cualidad muy impresionante: utiliza las herramientas de la música para componer un personaje. El trabajo de Jorge va a sorprender. Cuando una canción convoca a una emoción evocada en un escenario a dos mil o tres mil personas con una gran precisión es maravilloso. Jorge también transmite otros matices; hay un rigor en su trabajo como compositor y cantante que aplicaba para componer al protagonista de mi película. Además, comprendió los textos de una manera impresionante, algo que le permitió ser profundo. Una vez que nos pusimos de acuerdo en los ensayos quedó un guión que me pareció era el que debía hacer, y así fue para todos.
El laboratorio de Drexler
-Cuándo nació tu amistad con Daniel
-Fue con el Nido…, y ahora que terminamos el rodaje te puedo decir que sobrevivió. Cuando empezamos le confesé que era una amistad muy valiosa, en mi ultimo disco hay una canción, Las transmutes, que le dediqué. “¿No se nos irá a resentir la relación?”, le pregunté. Fue una experiencia maravillosa. Fue un mes inolvidable.
-Más allá de que los cantantes actúan cuando hacen los suyo y que estás casado con una actriz (la española Leonor Watling), ¿qué cambia en tu vida actuar en cine?
-Cambia. El trabajo es mucho más duro, más intenso de lo que pensaba. Uno no está como en una gira, donde todo es más lúdico. Aquí la disciplina es en buena medida militar, una organización jerárquica, muy estructurada y donde no importa lo que esté pasando tenés que seguir adelante. Una gira es como una celebración, mucha espontaneidad e improvisación.
-¿Esta cuestión del éxito y los premios, cambia tu mirada de las cosas?
-Los premios, que cumplieron un rol importante, inciden en las áreas más externas de mi realidad. Veo un círculo exterior que es mediático, lo que la gente ve de vos; el siguiente que es lo laboral, la manera en que te ganás la vida y otro más adentro que es el artístico y el más interior de todo que es el personal, el fundamento que es el que te impulsa a hacer cosas que requieren estar involucrado. Me involucré mucho en la película. Los premios inciden en las dos primeras capas exteriores. Cambian tu percepción mediática y tu futuro laboral, pero uno no escribe mejores ni peores canciones por un premio, ni quiera por el dinero. Esto fue muy trascendente, el desafío de de hacer algo totalmente nuevo. Es como volver a nacer. Lo mejor que podía hacer por la música era salirme afuera, y ser alguien que quiere que su hijo estudie guitarra porque cree que así podrá conseguir novias más fácil.
-¿A vos te sirvió?
-Si, creo que si: nunca hubiese conseguido una mujer como la que tengo por la pinta…
-¿Cómo es Uriel?
-Es un jugador de póquer que no está contento con su vida. Heredó la financiera de su padre y no está contento con quien es. Ve en el póquer no solo un escape a su realidad sino un lugar en el cual mentir, que es una de sus características principales- Está más por la mentira que por el azar, aunque se hace preguntas sobre el azar, y desde allí establece una visión del mundo. No está dispuesto a involucrarse efectivamente, al punto que decide hacerse una vasectomía para evitar toda posibilidad de volver a formar una familia. Hasta que aparece el personaje de Gloria y le hace cambiar esa idea de falta de compromiso, replantearse qué hace con sus mentiras. Uriel es un personaje no empático, no se parece a mi. Muy hábilmente, Daniel no me dijo que iba a tener que actuar sino que debía decir los textos frente a cámara. Pero no fue así. Mi personaje no mira a los ojos porque está obsesionado con su mundo interior, mientras que yo soy todo lo contrario.
-Hay algún tema tuyo en la película?
-Si, uno. No estaba pensado. Pero con los chicos que hacen de mis hijos teníamos que cantar una canción y la fuimos como construyendo y al final nos gustó.
Días de Gloria
-Cómo es tu Gloria?
-Ella vive en Francia, pero debe volver cuando muere su padre y le deja encargado desarmar el departamento suyo. Así se reencuentra con su madre separada y allí se reencuentra con Uriel
-Ella le cambia la vida a Uriel…
-A todos les cambia la vida. Hay como un efecto dominó. A todos el reencuentro les cambia algo de una manera importante.
-Cómo fue trabajar con un cantante cuando vos habitualmente vivís con un cantante?
-De una manera muy facil porque es alguien que en las escenas o fuera de ellas te gusta conocer y compartir, y eso hace el trabajo mucho más llevadero. Eso también se va a ver en la pantalla. Para mi fue como trabajar con cualquier otro actor. Jorge tiene mucha verdad, y me resultaba fácil trabajar así. Tuvo un coach en España antes de venir y por suerte me encontré con alguien que te escucha en las escenas y así pueden crecer
-Y tu primera vez con Burman?
-Una buena experiencia. Es muy claro y en todas las escenas puede estar lo suficientemente blando como para sorprenderse. No hablo de improvisaciones, sino dispuesto a descubrir algo sobre la escena. Es muy intuitivo. Cuando veia sus películas anteriores pensaba que estaban muy bien los actores y pensaba si era por el casting, pero ahora me di cuenta de que trabaja con guiones muy buenos. Eso es un punto de partida muy alto, y si además es muy buen director de actores, todos es mucho más fácil. No tiene la necesidad de imponerse.
DANIEL BURMAN
39 años. Acredita una importante trayectoria que se inicia con Un crisantemo estalla en Cincoesquinas, sigue con Esperando al Mesías, Todas las azafatas van al cielo, la premiadísima El abrazo partido y Derecho de familia, las dos con el uruguayo Daniel Hendler, El nido vacío y finalmente Dos hermanos. También dirigió uno de los episodios del colectivo 18-J y para TV Un cuento de Navidad.
VALERIA BERTUCCELLI
41 años. Comenzó su carrera en el cine a los 25 años. Ha trabajado en 18 largometrajes, como Silvia Prieto y Los guantes mágicos (Martín Reitman), Luna de Avellaneda (Juan José Campanella), La antena, (Esteban Sapir), XXY (Lucía Puenzo), Un novio para mi mujer (Juan Taratuto) y Lluvia, (Paula Hernández). En TV hizo Tiempofinal, Mujeres asesinas, Vientos agua y Belgrano entre otros.
JORGE DREXLER
46 años. Jorge Abner Drexler Prada, ejerció la medicina antes de partir a España, entusiasmado por Joaquín Sabina. Sus temas fueron éxitos de otros antes de presentarse en solitario. Al mismo tiempo aquí se popularizaba por el inspirado Estás bien, en 2002, usado en un corto publicitario. Por Del otro lado del río -de Diarios de motocicleta-, ganó un Oscar y este año, por el de Lope, el Goya.
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